POESÍAS CHINCHANAS

Estamos publicando poesías cuyos autores chinchanos han publicado a través de los años y que muchos desconocen, por eso aprovechamos este sitio para difundirlas y compartirlas con el mundo

La Última Carta

Me prometiste amor, y aunque yo, loca,

Te idolatraba con sin par vehemencia,

Me apedillaste corazón de roca…

¡Sabiendo que era tuya mi existencia!

Me hablabas tú de indisolubles lazos,

Mintiendo de pasión dulces excesos…

Y mi vida re daba en mis abrazos…

¡Y te rendía mi alma con mis besos!

Tu acento era ficción del tiempo

arrullo del aura fugitiva que murmura…

Tener sola tu amor era mi orgullo;

¡Creer en tus promesas, mi aventura!

Odiarte debo, pero no avecina

Dentro de mi pecho torcedor encono:

Tu traición, bien lo sabes, me asesina;

¡mi corazón se rompe… y te perdono¡

Muy pronto moriré, porque algo siento

Qe veloz a la tumba me arrebata:

Siempre, tras de las horas del contento,

¡Tiende sus alas el dolor que mata!

No te imploro cariño, que mi pecho

De amor no busca la anhelada palma…

¡Y es que ya tengo el corazón deshecho!

Y es que ya tengo agonizante el alma!..

¡La ventura cuán presto se derrumba!...

Solo te pido en mi angustioso llanto,

Arrojes una flor sobre mi tumba…

¡Recuerda a la mujer que te amó tanto!

¡Adiós, pérfido, adiós! Pues es preciso,

Ostentaré de abrojos la corona…

Te envía el postrer beso quien te quiso;

¡Y que, a pesar de todo, te perdona!

Aquí la carta terminaba, luego,

El traidor abatió la altiva frente;

Y, cual dos perlas que se tornan fuego,

Como lava ardiente en sus mejillas

Dos lágrimas rodaron lentamente!...

Abelardo Alva Maúrtua

Como Rosa y como Roca

En delicioso vergel,

Entre matizadas flores,

Ostentando sus colores

Erguida una rosa vi;

Por tronchar su débil tallo

El viento su empuje aviva

Y la rosa… siempre esquiva

Y la rosa… siempre allí

II

En medio del mar bravía,

Misteriosa solitaria,

Cual enseña funeraria

Una roca alzada vi;

Hirviente oleaje espumoso

A azotar la roca iba,

Y la roca… siempre altiva

Y la roca… siempre allí

III

¡Roca y roca! Así te ostentas

Ante el vendaval del mundo

Ante el oleaje iracundo

Llena de amor y de fe;

Como rosa, pura amante,

A la pasión siempre esquiva

Como la roca, firme altiva,

A la virtud siempre fiel.

Toribio Alarco Carrillo De Albornoz

La vida

No hay nada con la vida comparable

Ella es inmensa y a vivir invita,

Se ofrece a todo ser amplia y amable,

Porque siendo vivida es infinita.

Como hay quien viviendo en ella,

Infamante le cambie su destino

Orientado por su mala estrella,

Por tacaño, por ruin, o por mezquino.

La vida tiene resplandor proficuo

Ella caudal de oro y no de cobre;

Como tiene lo grande, sima y pico.

El mundo también tiene rico y pobre,

Rico que vive como pobre y muere como rico;

Pobre que vive como rico y muere como pobre.

Luis Brignole roy

A tu bendita memoria

Madre mía

A tu bendita memoria, madre mía

Con la aflicción mas grande de mi vida,

Hoy cambio mi culto clamor en poesía,

Para llenar con versos mi honda herida

Nunca pude ostentarse mi cariño,

Que llevándolo tan dentro, no afloró,

Fui tal vez el mas sufrido niño

Cuya risa, solo en sueños se le vio

Y que es tu, madre dulce y adorada,

Te marchaste ¡Oh desdicha, de este mundo!

Dejando atrás mi paciente frustrada,

Trocando vida por dolor profundo.

Desde entonces con mi pena oprimida

Como preso, ocultando su pecado,

Voy marcando mi paso y en la huida,

Un sabor a miel en mi boca ha quedado.

En mi honda soledad, yo te pregunto:

¿Por qué madre buena, a mi me diste luz?

¿No sabes , por ventura, que muy junto, a las sombras me cobijo con mi cruz?

Perdona si el reproche me libera,

Esta angustia enquistada en mi destino,

Soy mortal deleznable que a su vera,

Solo hay vías que quimeras a su sino.

Y mi sino lo se; tan solo hallarte,

En las nubes el mar y la pureza,

Volcarte mis querencias y contarte,

Lo que encierra la vida y su dureza.

Hoy quiero soñarte, madre nuevamente

Y sentir placer del amor más puro,

Durmiendo en tu regazo, dulcemente,

Y morir ahí por Dios, no soy perjuro.

Hugo Medrano Medina

Manos callosas

Manos callosas

Tú y tu lampa madrugas

La lima, el metal, desnudas

Y el filo en la tarea acaba

¿Qué dolor encierra tu alma?

¿Qué dolor encierra tu vida?

Si el sol al suelo quema

Oh, tus pies desnudos que la tierra besas

Cuando llegas al humilde techo

Sentado en tu pobre mesa con los tuyos

Suena el batán, el chpe de las doce

Luego un descanso ligero, anidas.

Oh, bracero del campo

Maduras el trabajo cotidiano

Ganas el tiempo y el pan bendito

Con tus doloridas y callosas manos

El amor que enciende tu pecho

De húmedo polvo el sonido nasal

Como del surco la cosecha esperas

Y usas de ramillón la sed natal.

¿Qué dolor encierra tu alma?

¿Qué calor alberga tu vida?

Si el sol al suelo quema

¡Oh tus pies desnudos que la tierra besa!

Leonardo Del Ben Atúncar

Amor de primavera

Te espero aquí donde la vida

Intensificó tus horas y mis sueños

La noche fue mágica,

Inmensa, interminable

A lo lejos la luna

Atisba de reojo

En las palmeras…

El instante en que detuve

Tu boca entre mi bica

Tu cuerpo entre mi cuerpo

Tu alma entre mi alma…

Mi canto entre los sauces

Y las flores amarillas

Crecieron poblando la tierra,

Y tus ojos retornan fugaces

¡Como una estrella azul

De amanecer!

¡Déjame volver bajo la brisa

Que una luz fosforescente

Enciende la profunda

Soledad de mis pupilas!

Ha de volver el río

Y sus hojas sobre ela gua

Para inundar tu sed

Y mi alegría.

Intensa vibración de Octubre

Que me agita como

Una alondra roja

En primavera.

América Galuccio Guisa

Triste Amor

Yo siempre quise

Un gran amor de ensueño

A quien darle

Tanto amor que tengo dentro de mí;

Pero este hombre que será mi dueño

No llega, no viene

No le he hallado

Y un gran presentimiento me dice:

Ya no ames así.

¿Cómo apagar el fuego

Que consume mi existir?

No hay forma…

Yo lo busco

Y el solo deseo de hallarlo

Cómo me hace sufrir…

No va ha venir… va ha venir…

Me gritan mis ensueños

Pero él no llega

A calmar este mis sufrir…

Silvia Arias López